Etxebarria, situada al pie del monte Kalamua (767 m.) y atravesada por el río Urko, ocupa un paraje natural de valles estrechos y escarpadas laderas que, al menos desde la Edad Media, ha representado una de las vías obligadas de tránsito hacia Gipuzkoa.
Muy poco es lo que se sabe sobre los orígenes de la anteiglesia de Etxebarria. Al parecer, y hacia finales del siglo XIV, el señor de la casa solar de Barroeta fundó una parroquia bajo la advocación de San Andrés Apóstol en el terreno de su propiedad, conocido como Cartagoitia.
Sin embargo, no hay ninguna mención referente a este hecho en la documentación de la época, ni vestigio alguno que demuestre la fecha de su fundación.
Con una planificación medieval estructurada en tres calles longitudinales y un cantón que las unifica —Guenkalea, Erdikokalea y Kaleokerra— y una calle travesera —Zeharkalea—, la villa estaba circundada por una muralla en la que se abrían tres puertas: la de Orueta, la de Irureta y la de Suso o Goiko.
La muralla era el elemento que marcaba la diferencia entre la villa y la anteiglesia: la primera, de carácter urbano, con una población concentrada, y la segunda, de carácter rural, con una población diseminada. La mencionada muralla fue desapareciendo por la presión demográfica, de manera que la villa fue creciendo en la dirección de sus barrios extremos —los arrabales—. En cada puerta surgiría un arrabal: el de Abesua en la puerta de Irureta; el de Artibai en la de Orueta; y el de Arriba o Goiko (Suso), hoy Karmengo Kalea, que comenzaba en la puerta del mismo nombre.